• Esta noche nos iremos a la cama sin conocer la verdadera historia que llevó a Tania Zeledón a publicar un campo pagado en La Nación, donde reconoció públicamente su adulterio y pidió disculpas al ofendido, Juan Pablo, el amor de su vida.
    Sin bien la duda nos mantiene en desconcierto, la verdad es que no nos quita el sueño; de hecho nos mantuvo alucinando a lo largo del día. Hoy los costarricenses dejamos claro que  cuando falta la verdad llenamos el vacío con placebos. 
    Cuán decepcionados estamos de la realidad nacional, que debemos construir fantasías sobre las desgracias personales de otros para entretenernos. La mojiganga tiene campo pagado.
    Hoy a Tania la disfrazamos. En palabras de muchos fue puta, tonta, actriz, publicista, amenazada de muerte, villana de culebrón en busca de venganza, loca, militante del Opus Dei y esposa desesperada. Sobre todo fue meretriz del rating.
    El guión fue colectivo y con puntos de giro tan absurdos como los de una secuela de Scary Movie. Deberán sonar las Cuatro Estaciones de Vivaldi para amenizar el paso de la lista de créditos.
    Nunca conoceremos el final de esta película muda. Mientras seguimos alucinando con la verdad (algunos con los Cannes Lions), supongo que Tania alucina con que todo esto se trata de una mentira. En la búsqueda del perdón habrá perdido, supongo,  mucho: la paz, la privacidad, la reputación y otras especulaciones que le añado a la sinopsis. Eso, una sinopsis, una especulación. 
    Corte. 


  • Mi blog regresó. Google devolvió el dominio que perdí por razones vergonzosas. ¿Habrá sido la beatificación de Juan Pablo II?, ¿la condena a Calderón?, ¿el virus del botón No me gusta?... nunca lo sabré, pero volví. Hay que escribir; es un soplo la vida.